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Tomás Cabrera: una voz que se queda con nosotros

En PioDeportes nos duele escribir estas líneas. La tarde del lunes 10 de noviembre de 2025, Tomás Cabrera, nuestro querido colaborador de larga trayectoria, partió producto de un accidente cerebrovascular (ACV).

La noticia nos dejó en silencio, como cuando se apaga de repente el sonido en la cabina y uno se queda escuchando el latido del propio corazón. Duele, pero no queremos que el dolor sea lo único que hable de él. Tomás se merece memoria, gratitud y futuro.

Quienes compartimos mesa, micrófono o pasillo con Tomás sabemos que su legado no fue únicamente lo que dijo al aire, sino cómo lo dijo y para qué lo dijo. Su voz tenía dos cosas que hoy escasean: rigor y respeto. Podía disentir con firmeza sin perder la elegancia, preguntar sin herir, celebrar sin exagerar. Tenía ese olfato para la historia que viene y la paciencia para explicar la jugada que ya pasó.

En un medio que corre, él sabía cuándo frenar para entender mejor.

Pero su aporte más grande estuvo fuera de cámara. Tomás fue guía natural para los más jóvenes: compartía contactos, corregía textos, sugería enfoques, insistía en prepararse antes de opinar. Nunca presumió de ser maestro, y sin embargo enseñó a muchos. En las madrugadas de edición o en los domingos de transmisión, su broma oportuna y su “vamos, que sale” sostenían el ánimo del equipo.

Con él aprendimos una regla sencilla: el deporte es pasión, sí, pero también disciplina y respeto por la audiencia.

La muerte de Tomás nos recuerda, con crudeza, que la vida es frágil. De la noche a la mañana todo puede cambiar. Uno se despierta creyendo que habrá otro programa, otra entrevista, otra cobertura, y la realidad te quita el libreto. No controlamos los minutos que tenemos, apenas lo que hacemos con ellos. Esa conciencia duele, pero también ilumina. Nos obliga a abrazar a los nuestros un poco más fuerte, a cuidar la salud que damos por descontada, a decir “gracias” y “perdón” con menos pudor y más urgencia.

Por eso, desde el dolor elegimos el aprendizaje. Honrar a Tomás será trabajar como él trabajó: preparados, honestos y con la mirada puesta en el público. Será recordar que la credibilidad se construye a diario y que el comentario fácil nunca vale más que la verdad. Será dar espacio a nuevas voces como él nos dio espacio a nosotros. Habrá homenajes, sí, pero el homenaje que más le gustaría es que el estándar suba y que el equipo siga creciendo.

A su familia y amigos, nuestro abrazo más sincero. Gracias por compartirnos a un ser humano bueno, noble y profesional. A la audiencia, gracias por tantos mensajes que confirman lo que ya sabíamos: Tomás hizo bien su trabajo y, más importante aún, hizo bien el bien. En cada transmisión donde prevalezca el análisis sobre el ruido, en cada nota escrita con respeto, en cada joven que encuentre un lugar en este oficio, ahí seguirá Tomás.

Hoy la cabina se siente distinta. Falta una risa, un comentario breve y preciso, una mirada que ordenaba el caos. Pero si cerramos los ojos, todavía se escucha su voz marcando el ritmo: sin estridencias, con convicción. No es un adiós definitivo. Es un “hasta siempre” que se convertirá en práctica diaria.

Gracias, Tomás Cabrera, por tu trabajo, por tu ejemplo y por recordarnos que el tiempo es un regalo que no se guarda. Seguiremos jugando todos los días como si fueran finales, con humildad y con alegría, porque así viviste tú. Y así queremos que te recuerden.

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